La escritura es un escape room

Varias actividades componen nuestro querido programa El Placer de Leer, como varios colores y caras componen un cubo de Rubik. Entre las actividades, este año, estaban las visitas dinamizadas, pensadas y diseñadas para acercar los jóvenes a la lectura y a los libros de forma nueva y divertida.

El protagonista de las visitas fue un escape room muy peculiar.

Normalmente, para disfrutar de un escape room hay que entrar en él, porque es, de hecho, un cuarto, un lugar. Pero a nosotros nos gusta hacer las cosas de forma original, ¡y por eso fue el mismo escape room el que visitó a los clubes de lectura! Pero, ¿cómo ha sido posible? ¿Hemos aprendido a modificar el espacio desafiando las leyes de la física? En realidad, todo fue más simple, se trataba de un magnífico escape room portátil, una pequeña joya de la artesanía y la imaginación, con sus secretos, pistas y enigmas que los jóvenes, trabajando en equipo, pudieron descifrar.

Si lo pensamos bien, un escape room tiene algo en común con la escritura (que es “la otra cara de la lectura”, ya que si nadie escribiera no habría nada que leer). Por supuesto hay infinitas formas de escribir, tantas como las personas que pueden sostener un bolígrafo o utilizar una máquina de escribir, un ordenador o un teléfono, pero una cosa es cierta: cuando empezamos a escribir, abrimos una puerta y entramos en un cuarto desconocido, enigmático, aunque lo estemos creando nosotros.

El proceso de escritura siempre tiene algo misterioso e inesperado. No importa si ya al ponernos manos a la obra tenemos las ideas claras: palabra tras palabra, lo que estamos escribiendo cambiará, quizás mucho o quizás poco, pero siempre cambiará. Seguimos pistas, tratamos de comprender mejor lo que sucede en la historia que poco a poco va tomando forma, tratamos de conocer a los personajes que hemos creado nosotros, pero siempre son capaces de sorprendernos. De hecho, es al sorprendernos cuando nos demuestran que están vivos.

Mientras escribimos, podemos creer que vamos en la dirección correcta y luego encontrarnos en un callejón sin salida, podemos encontrarnos perdidos y sin ideas, puede parecer que nada a nuestro alrededor funcione o tenga sentido, hasta que creamos conexiones, nacen ideas, se enciende una luz y vemos un camino que, si lo seguimos, nos acerca a la solución del enigma, a la conclusión de nuestra historia. Puede ser una novela, un cuento o algo mucho más sencillo, como esta entrada del blog: en cualquier caso, avanzamos entre dudas y descubrimientos, hasta la salida, que coincide con el punto final.